Según Harris[1], la guerra, que ha sido una constante entre las poblaciones primitivas, ha causado en ellas un número considerable de instituciones de supremacía masculina, lo cual ha sido turbador para las feministas, que han llegado a creer que este predominio del varón en tantas sociedades podría entenderse como una prueba de que pertenece a la naturaleza humana.
En lugar de aportar otras pruebas, han refutado la tarea de los antropólogos tachando sus estudios de machistas y han tratado de revivir creencias de siglos pasados, como el matriarcado, una imaginada institución que halló su defensa en un libro de J. J. Bachofen: El derecho materno: un estudio sobre la ginecocracia del mundo antiguo según su naturaleza religiosa y legal[2]. El autor se sirvió de diversos mitos, leyendas y variados textos históricos y legales para respaldar su tesis sobre la existencia de una ginecocracia en la antigüedad, explorando además cómo este sistema original de gobierno fue reemplazado gradualmente por uno patriarcal.
El libro no carece de buenos argumentos y una composición adecuada, pero no se ha encontrado hasta el momento un solo indicio de población humana que haya gozado de esa clase de poder femenino. A favor de la fe feminista hay que decir, no obstante, que del hecho de que todas las poblaciones conocidas hayan estado bajo el predominio del varón no se deduce que ese predominio sea parte de la naturaleza humana y, por tanto, sea inamovible. Esto es cometer la falacia naturalista, que consiste en confundir lo que es con lo que debe ser, como sucede a quien cree que, dado que el placer es natural, es bueno y deseable, pese a que hay placeres malos y no deseables.
[1] V. Harris, M., Caníbales y reyes. Los orígenes de las culturas, trad.de H. G. Trejo, Argos, Barcelona, 1978, cap. 6. “El origen de la supremacía masculina y del complejo de Edipo”.
[2] Bachofen, J. J., Das Mutterrecht: eine Untersuchung über die Gynaikokratie der alten Welt nach ihrer religiösen und rechtlichen Natur, Verlag von Krais & Hoffmann, Stutgart, 1861.